Esta tabla de skate está hecha de madera de arce canadiense de 7 capas, calidad A. La impresión superior incluye el logotipo oficial de la marca Andy Warhol.
Edición de arte en skateboards bajo licencia.
©/®/™ The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc.
La serie Colored Campbell’s Soup Cans de Andy Warhol, realizada en 1965, está compuesta por 32 lienzos, cada uno representando la icónica lata de Campbell’s Tomato Soup. Originalmente, ninguna de las obras individuales tenía un título propio; sí contaban con una referencia a la variedad de sopa que representaban. Sin embargo, de manera popular, cada pieza recibió un título basado en su composición cromática, como “Eggplant”, “Lemon” o “Blueberry”, que alejaba aún más la obra del objeto cotidiano y de su función original.
Estas denominaciones informales destacan la importancia del color como elemento conceptual. Aunque la lata sigue siendo reconocible, el color inesperado altera nuestra percepción, haciendo que el espectador se enfoque en la estética y el impacto visual más que en la función del objeto. Así, Warhol no solo juega con la repetición y la familiaridad, sino que también transforma un producto banal en un símbolo ambiguo, que invita a reconsiderar la relación entre apariencia y significado.
Desde un punto de vista crítico, esta estrategia revela cómo la percepción puede cambiar incluso cuando el contenido textual permanece igual. La serie refleja la fascinación de Warhol por la cultura de consumo y la publicidad, en la que los colores se usan para evocar emociones, generar asociaciones y alterar la percepción de un producto. Cada variación cromática, con su título informal, funciona como un comentario irónico y lúdico sobre la relación entre la forma, el color y el mensaje, mostrando que la imagen puede influir más que el texto en la manera en que interpretamos un objeto.
Así, la serie Colored Campbell’s Soup Cans se convierte en mucho más que un estudio estético: es una reflexión sobre la función de los signos visuales en la sociedad, sobre la ambigüedad entre apariencia y realidad, y sobre el poder del color para transformar la percepción y la expectativa. Incluso en un objeto cotidiano, Warhol demuestra que el arte puede ser divertido, crítico y profundamente consciente de la cultura de consumo en la que se inserta.