La Banana de Jean-Michel Basquiat es un motivo que aparece en varias de sus obras y que, como muchos de sus símbolos recurrentes, combina humor, ironía y crítica social. A primera vista, puede parecer un elemento trivial o incluso cómico, pero en el lenguaje visual de Basquiat adquiere varias capas de significado.
Por un lado, la banana funciona como una referencia pop: un objeto cotidiano, cargado de connotaciones culturales, sexuales y hasta absurdas, que dialoga con la tradición del arte pop y con artistas como Andy Warhol (quien en 1967 había convertido la banana en un icono con la famosa portada del disco de The Velvet Underground & Nico). Basquiat, que admiraba y colaboró con Warhol, retoma el motivo de forma lúdica pero también con un aire más caótico y visceral.
Por otro lado, la banana en Basquiat puede leerse como un símbolo crítico: conecta con temas de consumo, exotización y estereotipos raciales. La fruta tropical remite a imaginarios coloniales y a la explotación económica vinculada al comercio de productos "exóticos" en Occidente. Al incorporarla en su obra, Basquiat la descontextualiza y la convierte en un emblema cargado de tensiones: entre lo cómico y lo incómodo, entre la ligereza pop y la memoria histórica.
Además, el estilo con que la representa —con trazos enérgicos, casi infantiles, palabras sueltas y grafismos— potencia la sensación de inmediatez y frescura, pero detrás de esa apariencia espontánea late un pensamiento agudo sobre identidad, poder y cultura visual contemporánea.
En definitiva, la banana de Basquiat no es solo una fruta: es un artefacto visual que mezcla humor, irreverencia y crítica social, en plena sintonía con la capacidad del artista de transformar lo cotidiano en un comentario mordaz sobre el mundo moderno.
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©Estate of Jean-Michel Basquiat. Licencia de Artestar, Nueva York.
Cada pieza está fabricada con un material flexible de neón, consistente en un tubo de PVC o silicona con luces LED, que se monta sobre un tablero acrílico reciclado. Estos materiales permiten crear letreros de neón realistas, con luces brillantes y colores intensos, que a la vez que son más duraderos, asequibles y sostenibles que el neón tradicional.
La sostenibilidad se toma muy en serio gracias a sus luces LED, que consumen 6 veces menos energía que las luces tradicionales y duran hasta 100.000 horas. Estos neones se fabrican con materiales y packaging 100% reciclados, incluida la eliminación de todo el plástico innecesario.