Este tríptico está formado por tres tablas de skate realizadas con madera de arce canadiense de grado A en 7 capas.
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Drowning Girl (1963) es una de las obras más icónicas de Roy Lichtenstein, en la que presenta a una mujer sumida en la desesperación, atrapada en el agua y mirando al espectador con una expresión de angustia. La pieza se inspira en una viñeta de cómic de los años 60, específicamente en una serie titulada Run for Love! publicada en The Heroic Adventures of the Drowning Girl, cómics románticos de la editorial DC Comics. Lichtenstein no se limitó a reproducir esta imagen, sino que la adoptó para reinterpretarla con su sello personal, transformando una escena de melodrama romántico en una meditación sobre la superficialidad de las emociones populares y su apropiación en la cultura de consumo.
Usando su característica técnica de puntos Ben-Day, la obra se aleja del melodrama original para hacer una reflexión más profunda sobre cómo los medios de comunicación manipulan las emociones. La protagonista, aparentemente atrapada en un drama romántico, se convierte en un símbolo de cómo las emociones humanas son presentadas de forma estética pero vacía en los medios, creando un contraste irónico con la gravedad del momento.
Lichtenstein desafía las convenciones del arte al elevar los cómics a un nivel artístico, cuestionando la línea entre arte “alto” y “bajo” y reflexionando sobre el papel de la cultura de consumo en la forma en que nos relacionamos con el sufrimiento y las emociones. Drowning Girl es una crítica a la forma en que los cómics, el cine y otros medios populares trivializan las emociones, convirtiéndolas en algo fácilmente digerible y consumible por el público.
A lo largo de los años, esta obra ha sido considerada no solo una de las más representativas del Pop Art, sino también un comentario profundo sobre la cultura de masas y el consumo de emociones, una obra que sigue hablando al espectador hoy en día, más allá de su contexto original.