Este tríptico está formado por tres tablas de skate realizadas con madera de arce canadiense de grado A en 7 capas.
© Estate of Jean-Michel Basquiat. Licencia de Artestar, Nueva York.
The Guilt of Gold Teeth es una de las obras más potentes y cargadas simbólicamente de Jean-Michel Basquiat. Realizada en 1982 —considerado su año más prolífico y creativo— esta pintura monumental (más de 2 metros de alto) es un ejemplo magistral de cómo Basquiat combinaba historia, identidad y crítica social en un solo golpe visual.
El protagonista de la obra es Baron Samedi, una figura central del vudú haitiano, dios de los muertos y guardián de los cementerios, conocido por su apariencia extravagante: sombrero de copa, rostro esquelético y gafas de sol. Basquiat, hijo de padre haitiano, recurrió frecuentemente a iconografía afrocaribeña en su obra, no solo como referencia a sus raíces, sino también como forma de reescribir una historia que había sido ignorada o distorsionada por la mirada occidental.
En The Guilt of Gold Teeth, Baron Samedi aparece en una postura autoritaria y amenazante, rodeado de palabras, símbolos, huesos y estructuras caóticas. Como muchas otras figuras en el arte de Basquiat, no es simplemente un personaje, sino un símbolo de poder, de resistencia, de muerte, pero también de protección. La obra parece hablarnos de la violencia histórica que ha sufrido la diáspora africana —colonialismo, esclavitud, racismo sistémico— y cómo esas heridas siguen presentes.
El título mismo, La culpa de los dientes de oro, sugiere una reflexión sobre el peso de la herencia, la riqueza asociada a la explotación y el dolor que puede esconderse tras símbolos de estatus. Basquiat solía jugar con palabras y títulos enigmáticos, y aquí parece cuestionar la historia de la riqueza mal habida, el oro como símbolo de poder, pero también de culpa.
Visualmente, la pintura es una explosión: líneas crudas, colores vibrantes, figuras desmembradas y texto críptico conviven en un espacio que parece gritar. Hay urgencia, rabia y lucidez en su trazo. Basquiat no pinta para agradar; pinta para confrontar.
The Guilt of Gold Teeth no es solo una obra de arte, es un ritual visual que mezcla espiritualidad, memoria histórica y crítica feroz. Una obra que nos obliga a mirar hacia atrás para entender el presente, y que pone en primer plano aquello que tantas veces se ha querido silenciar.