Tabla de skate realizada con madera de arce canadiense de grado A en 7 capas.
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Finger Pointing (1965) es una obra que lleva la técnica característica de Lichtenstein, con sus puntos Ben-Day y su estilo de cómic, a un nivel más profundo de reflexión sobre el poder y la autoridad. En esta pintura, el dedo que apunta no solo señala hacia un objeto o una figura distante, sino que se dirige directamente al espectador, creando una relación de confrontación inmediata. Este gesto agresivo y acusador no es un simple “apuntar” sin más; el dedo se convierte en una acusación directa, un desafío que involucra al público en el acto de ser señalado.
Este dedo que apunta al espectador puede interpretarse como una crítica al control social y la dinámica de poder. En una sociedad que constantemente clasifica, juzga y señala lo que está bien o mal, Lichtenstein transforma este gesto en un símbolo de acusación que es difícil de ignorar. El espectador no puede escapar de la mirada del dedo, lo que puede evocar la sensación de ser observado, juzgado o incluso culpabilizado. Esta confrontación crea una tensión en la obra, invitando al espectador a reflexionar sobre su propia posición en la sociedad y su relación con los sistemas de poder.
A través de la simplicidad del cómic, Lichtenstein aborda temas sociales más amplios, especialmente en el contexto de la década de 1960, un período marcado por movimientos de derechos civiles y una creciente conciencia política en los Estados Unidos. El dedo que apunta no solo simboliza la autoridad o el poder institucional, sino también el juicio moral y social que recae sobre aquellos que son percibidos como "otros" o fuera de las normas establecidas. El hecho de que el dedo apunte al espectador también puede verse como una referencia a la manipulación mediática, donde los medios de comunicación y las figuras de autoridad "señalan" lo que debe ser visto y entendido, creando una realidad impuesta.
Lichtenstein usa el cómic, un medio tan accesible y consumido masivamente, para cuestionar la forma en que las imágenes y los símbolos de poder se han integrado en la cultura popular. A través de este enfoque, Finger Pointing no solo es una obra que juega con la estética del cómic, sino que también se convierte en una reflexión crítica sobre cómo la sociedad moderna crea y mantiene las jerarquías de poder. La obra, con su mezcla de ironía y seriedad, hace que el espectador se enfrente a la omnipresencia de los gestos de control y las estructuras sociales que, a menudo, pasan desapercibidos, pero que siguen ejerciendo una influencia profunda en nuestra vida cotidiana.