Este tríptico está formado por tres tablas de skate realizadas con madera de arce canadiense de grado A en 7 capas.
© Estate of Roy Lichtenstein, 2024, all rights reserved
Una característica peculiar y distintiva de OH, JEFF... I LOVE YOU, TOO... BUT... es la forma en que Roy Lichtenstein utiliza el drama exagerado de la escena para crear un contraste entre lo emocional y lo mecánico. Mientras que la imagen transmite una tensión emocional profunda, la ejecución técnica (mediante el uso de los puntos Ben-Day y las líneas gruesas) le otorga una frialdad casi calculada. Es como si el drama fuera una representación superficial, una fórmula que se ha despojado de cualquier autenticidad genuina para convertirse en una representación de emociones comercializadas.
Algo realmente interesante es cómo Lichtenstein toma una viñeta específica de cómic romántico y la distorsiona para hacer que el sufrimiento de la mujer y su amor no correspondido se transformen en un producto que se consume visualmente, algo que se podría encontrar fácilmente en una página de cómic barato, pero que en el contexto de su obra se eleva a un nivel de reflexión crítica.
Además, la obra juega con el lenguaje de la imagen misma. El diálogo OH, JEFF... I LOVE YOU, TOO... BUT... no es solo una línea que expresa amor no correspondido, sino que también refleja una especie de parodia de la cultura popular. Lichtenstein no solo reproduce el cómic, sino que lo lleva a un terreno nuevo, donde el melodrama se convierte en una especie de comentario sobre cómo las historias de amor se manipulan para crear una imagen que, al final, resulta vacía y distante.